Y ahora Rockarte se mete a animar el arte gráfico de un inclasificable álbum de rock progresivo fuerte e interesante por derecho propio, donde se conjugan el hard rock, el ambient, el blues rock, lo experimental y lo atmosférico. Y como por estos lados la banda es tan desconocida, vamos a contar que fue un power trío inglés que prácticamente podríamos decir que fue una superbanda aunque ignota. Luego de la salida de este disco su baterista murió y los dos supervivientes (Martin Pugh y Louis Cennamo, de Renaissance y Colosseum) armaron otra interesantísima banda llamada Armageddon, junto con otros dos talentosos músicos: Keith Relf (Renaissance) y el multi-instrumentista Bobby Caldwell (Dave Koz, Peter Cetera, Commodores, etc.). En definitiva, para empezar a hacerles justicia, tenemos un nuevo arte para estos grossos aunque desconocidos del mejor rock. Verdaderamente, esta banda podría haber sido un verdadero seminal si la mala suerte y la vida no les hubiese jugado en contra, y
“No hay plata”, le dijeron en el Fondo Monetario a Toto Caputo. En el mejor de los casos —que nadie dice que no pueda ocurrir— el organismo aprobaría otorgarle un monto que no alcanza ni por asomo para cubrir la falta de dólares del experimento anarco-capitalista. Cuesta y mucho esa definición que se adjudican los “libertarios”, pero no sólo porque “anarquía” es un término que remite a una corriente ideológica completamente opuesta a la significada en el presente. Es que estos botarates solamente tienen de “anarcos” lo que les conviene. El dato es muy importante porque las grandes crisis argentinas, desde la dictadura en adelante, nunca se produjeron por estallidos sociales. Las raíces fueron explosiones financieras y cambiarias, cuando las diferentes administraciones se quedaron sin dólares para permitir que la economía siguiera funcionando. Sumado a Domingo Cavallo diciéndole a Jamoncito que así no va, porque el retraso cambiario será insostenible, no fue justamente la mejor se